Aunque parezca imposible, Isabel Preysler no siempre está tan perfecta como estamos acostumbrados a verla en televisión, su publicación de cabecera, y así lo ha querido dejar claro ella misma con mucho sentido del humor y autocrítica durante la entrevista que ha concedido a su amigo Boris Izaguirre como parte del especial que le han dedicado en el programa de TVE ‘Lazos de Sangre’. “Tú me has visto; me has visto en momentos horribles, y en otros también más arreglada y sofisticada. Pero sabes perfectamente que hay muchos en que yo estoy... hecha un asco”, ha bromeado mientras se esforzaba por encontrar las palabras adecuadas. Al margen de los tratamientos de belleza y estética a los que recurre para mantenerse inmune al paso del tiempo, sobre los que tanto se ha hablado y rumoreado, el otro gran secreto de la socialité para conservar un aspecto impresionante a sus 68 años está en su papel de abuela: una palabra que asegura que le encanta, casi tanto como las responsabilidades que acarrea y que ayudan a que se mantenga en forma. “A mis nietos no les disfruto todo lo que me gustaría porque no todos viven aquí", ha explicado en otro momento de la conversación, aclarando que ella es absolutamente familiar cuando por fin los consigue reunir bajo un mismo techo. “Cuando están los disfruto al máximo y me encanta, ¡me encanta! Encuentro que los nietos además te dan mucha energía, mucha juventud. ¡Les chupo toda la juventud que puedo! Porque me divierto mucho con ellos y juego muchísimo”.
Para ser justa, Isabel también ha querido mencionar al otro pilar de su vida actual, el escrito Mario Vargas Llosa, que además de devolverle la ilusión en el terreno sentimental también le ha aportado una gran tranquilidad en el resto de aspectos de su día a día con su humildad y su carácter carismático. “Vivir con Mario no es vivir con un premio Nobel, porque él no va de premio Nobel... Es una persona de una gran humildad que además hace la vida muy, muy agradable y muy fácil. A mí me le hace; pero también a mis hijos, a mi madre, a mis amigos...”, ha reconocido. “Él no tenía por qué ser tan adorable como lo es con mis hijos: todos le quieren, pero de verdad que le quieren ya, absolutamente todos. Se llevan divinamente con él. No era necesario tampoco, que trabajara para llevarse bien con todos mis hijos, pero tampoco ha hecho un esfuerzo para que fuera así: es simplemente su manera de ser”.