Sus proyectos arquitectónicos se basan en el respeto al espacio natural que habitan.
Fotos Einar González
Con una profunda admiración por el reconocido arquitecto Ludwig Mies vander Rohe, padre del modernismo, Jonathan Guaida sigue su línea hacia la simetría y convivencia del diseño arquitectónico con la naturaleza. “Desde que era niño me gustaba crear, buscaba piezas para hacer casitas y amontonaba objetos para encontrarles un sentido. Así, poco a poco, y sin darme cuenta, me encaminaba a la arquitectura hasta que decidí estudiar la carrera en la Universidad Iberoamericana y detonar mi pasión por construir”, dice el arquitecto Jonathan Guaida.
Sus estudios en Milán, una ciudad renacentista por excelencia, y una maestría en Columbia University, potenciaron su talento para resaltar la importancia de construir sobre el contexto y el lugar en donde se intervenga. El medio ambiente da los suficientes elementos para iniciar una nueva adaptación al sitio y diseñar conforme a la orientación, vista, clima y situación, en una combinación que se convierte en un molde al que se le imprime su experiencia y conocimiento en busca de la perfección. Al regresar de Nueva York, inició su gran proyecto inaugural: una casa en el Pedregal que construyó en menos de un año. En palabras de Jonathan Guaida. “Mi primer proyecto fue un terreno nuevo de suelo rocoso que me retó en todos los sentidos. Fue satisfactorio, ver desde la piedra volcánica hasta la obra terminada con estructuras metálicas, colores blancos, tonos monocromáticos y maderas”. Descubre la entrevista completa en la edición impresa CARAS DICIEMBRE