La Dinastía Fernández es sinónimo de voz, galanura, talento, música, cine y mucha personalidad en México. Mira las fotos exclusivas de CARAS. «Lo importante no es llegar primero, sino saber llegar», dijo José Alfredo Jiménez. Y en la historia de nuestro Chente, esto no podría ser más cierto. Él, quien podría entenderse como el ejemplo de un auténtico y clásico cantante mexicano, se convirtió en un ídolo y referente indiscutible de la música ranchera, gracias a su personalidad, llena de inteligentes y certeros pasos. La historia de Vicente Fernández arrancó un 17 de febrero de 1940. Allá en Huentitán El Alto, en el estado de Jalisco, México. Desde que tenía 8 años soñó con ser cantante, cuando recibió un regalo que cambiaría por siempre su vida: una guitarra. Un instrumento que le dio la posibilidad de descubrir quién quería ser, en quién se convertiría y los secretos de la música vernácula en nuestro país. Vicente Fernández también supo desde la infancia que su figura estaría en el cine. Recuerda que, cuando veía películas de Pedro Infante, le decía a su madre que crecería y sería uno de los charros más importantes en la pantalla mexicana.
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