Esta entrevista se realizó para la edición del mes de febrero de 2012 en la que Carlos Loret de Mola fue portada de nuestra revista. En exclusiva para CARAS México, el periodista nos contó algunas anécdotas de su niñez y habló de su carrera.
-La educación de Carlos ¿Cuáles son tus primeros recuerdos en un salón de clases?
-En Mérida, en un colegio que se llamaba Rogers en donde estudié primero de kínder o algo así, porque no acabé el kínder ahí pues me fui de Mérida unos años. No sé si por películas que grababa mi papá o por las fotos que guarda mi mamá, pero me acuerdo de esa escuela y de mi primer amiguito escolar que fue Álvaro del Regil. De ahí me fui al Motolinía de Irapuato, luego empecé ya la primaria con los maristas en el Pedro Martínez Vázquez de Irapuato, y de ahí me regresé a vivir a Mérida y entré al CUM (Centro Universitario Montejo), en Mérida. Primero estuve en el Colegio Montejo, que es la primaria de los maristas en Mérida, luego en el CUM, que es secundaria y preparatoria, y de ahí entré a la Licenciatura en Economía en el ITAM (Instituto Tecnológico Autónomo de México). Esa es mi vida escolar.
-¿Alguna vez has estado del otro lado, como maestro?
-Estuve un par de semestres dando clases de radio en la Anáhuac en mis años mozos, cuando empezaba como reportero trabajando para Ricardo Rocha en la XEW. En el ITAM fui “laboratorista”, así se les llama en esa universidad a quienes son una especie de profesor que asiste al profesor titular de una clase extra a la semana, para que los estudiantes resuelvan sus dudas con el Dr. Gonzalo Hernández Licona, hoy el encargado de medir los niveles de pobreza que tiene este país, que le digo que es una de las chambas más ingratas de la patria. Esa es mi experiencia magisterial.
-¿Quiénes son tus maestros de vida?
-Yo en ningún momento estudié Comunicación ni nada, yo aprendí en la calle, y te diría que mis maestros fueron Ricardo Rocha; en el orden quizá un poco cronológico, mi papá, Rafael Loret de Mola, Ricardo Rocha, Eleazar Franco, Joaquín López-Dóriga y Leopoldo Gómez.
-¿Te desvelabas o más bien madrugabas para las tareas o los exámenes?
-Desde entonces era yo madrugador, siempre he preferido la madrugada con respecto a la noche. Me costaba mucho trabajo quedarme estudiando hasta las 12 o una de la mañana como otros amigos, prefería dormirme a las 11 de la noche y despertarme a las 3 de la mañana y eso me ha servido mucho a estas alturas en mi vida para estar en el noticiero.
-Naciste y creciste con el ejemplo del periodismo por tu abuelo y tu papá; ¿qué les heredaste y qué les aprendiste?
-Yo creo que les heredé la pasión por el oficio, creo que tiene mucho de genético. El haberlos visto trabajar, en las redacciones de los periódicos –ambos mucho más en los medios escritos que en los electrónicos–, no tengo la menor duda de que por ahí me entró el gusanito, al grado de que empecé a trabajar como reportero formalmente antes de empezar una carrera. Lo que más le aprendí a mi abuelo y a mi papá es a no andar con miedo, a que cuando piensas una cosa, la dices aunque a veces te salga carísima y en términos personales te ataquen o haya venganzas con gente adiestrada para tratar de golpearte y mermarte. Incluso tengo un gran amigo que se llama Miguel Castillo, al que le muestro mi columna de El Universal, y a veces me dice: “oye, híjole, mañana en Twitter te va a ir de la fregada”, y le digo “pues ya sé, pero ¿qué quieres que haga?, es lo que pienso, no les va a gustar, pero ni modo”. Y este negocio, afortunadamente, no es de ser popular, de hecho en la medida en que es más incómodo, creo que eres mejor. Yo les aprendí esa parte, ambos fueron incómodos en sus momentos y tú no sabes la cantidad de quejas que reciben en Televisa de mí, es asombroso (risas), yo les agradezco que resistan tanto.
-¿Y en qué te distingues de ellos?
-La primera gran diferencia con ellos, con mi abuelo y mi papá, es que yo no tengo ninguna aspiración política. Mi abuelo siempre navegó entre la política partidista y el periodismo. Mi papá también tuvo una experiencia partidista, quiso ser alcalde en Mérida en alguna época, pero yo no tengo esa vena de ser político. Es una primera diferencia. La segunda diferencia, más evidente de todas, es que ellos son mucho más de medios escritos y son extraordinarios. Son sobre todo escritores de periódico y de libros y yo soy mucho más de medios electrónicos. En una época ellos llegaron a tener un programa de tele, alguna colaboración, un programa de radio, muy esporádicamente y lo mío, lo mío, lo mío han sido los medios electrónicos.
-¿Por qué decidiste estudiar Economía?
Cuando llegó la hora de estudiar una carrera le pregunté a mis compañeros reporteros: “¿qué estudio, Periodismo o Comunicación?”. Y me contestaron que ninguna: “si ya estás trabajando, mejor estudia una que te sirva de complemento”. Por eso estudié Economía en el ITAM. Llegué al D.F. y me metí a trabajar de reportero mientras estudiaba Economía. Puse casi todas mis clases en martes y jueves para poder ir a trabajar lunes, miércoles, viernes, sábado y domingo. Así me organicé.