Hace 22 años un cambio radical comenzó a gestarse en México. Una exaltación de la identidad nacional contemporánea que conquistó al mundo entero. Aquí, la generación de creadores responsable de este efecto.
Por Mónica Isabel Pérez
Fotos Einar González, Getty Images y Cortesía
No es que México no tuviera la atención del mundo. Los Juegos Olímpicos de 1968, dos Copas Mundiales de Futbol (en 1970 y 1986) y la fama de lugares como Acapulco, Los Cabos y Cancún ya habían mostrado su potencial como destino de espíritu glocal. Pero si tenemos que poner una fecha a su revolución creativa, tendría que ser el año 2000. Habían pasado apenas seis años de la entrada de México al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y la palabra “globalización” comenzaba a hacerse más común en el vocabulario de los mexicanos. Vicente Fox Quesada, candidato del Partido Acción Nacional, fue elegido presidente poniendo fin a décadas de presencia del PRI en Los Pinos. Había una palpable sensación de cambio y optimismo, al tiempo que otras voces proclamaban el fin del mundo. En términos generales, el 2000 fue el año en el que pusimos un pie en el futuro, detonante principal de la explosión creativa que empezó a expandirse en el país. La Generación X comenzó a tomar las riendas del planeta. En México fue la primera representación del progreso como se entiende actualmente: jóvenes que habían podido estudiar en el extranjero, quienes viajaban a otros países o que podían consumir cultura de otras latitudes con facilidad. Y, por si eso fuera poco, también fueron los primeros migrantes digitales. El instinto inaugural para los creativos de esta generación fue el replicar a grandes rasgos lo que alcanzaban a ver fuera de nuestras fronteras. No obstante, después de un periodo de reflexión, descubrieron que era aún más interesante explorar la identidad mexicana desde una perspectiva global. Fue así como el arte, el cine, la gastronomía, la arquitectura y otras disciplinas comenzaron a revolucionarse, dando al mundo una perspectiva contemporánea e inesperada del saber hacer mexicano. Y es por todo lo anterior que hacemos un repaso de algunos de los actores más relevantes de la primera década del siglo XXI en nuestro país. Personajes que perfilaron la definición de lo que esta nación significa hoy, tanto para el resto del mundo como para nosotros mismos.
Gabriela Cámara
Contramar 1998
Reconocida como una de las personas más influyentes de 2020 por la revista Time, la chef Gaby Cámara estudió Historia del Arte y no consideraba otra ocupación. Sin embargo, su talento nato para la cocina hizo que su círculo cercano la impulsara a abrir un restaurante, y fue gracias a eso que nació Contramar.
Con la visión que siempre la ha caracterizado, lo ubicó en la colonia Roma, que recién comenzaba a verse como un hot spot potencial de la capital. Pionera de una oleada de chefs mexicanos reconocidos mundialmente supo ver, casi antes que nadie, que la revolución creativa estaba cerca (y se le adelantó).
José Kuri y Mónica Manzutto
Kurimanzutto 1999
Si bien México siempre ha tenido grandes museos, en los albores del siglo XXI había poquísimos espacios dedicados al arte contemporáneo. Irónicamente surgían más artistas y todos ellos necesitaban lugares de difusión y exhibición. José Kuri y Mónica Manzutto decidieron dárselos buscando colaboraciones entre ellos y las pocas galerías existentes en el país. Pero al conocer su gran talento como promotores, el artista Gabriel Orozco les sugirió establecerse en un sitio físico.
El 21 de agosto de 1999 la galería Kurimanzutto abrió las puertas a su primera exposición y desde entonces el proyecto no ha hecho más que crecer. En la actualidad esta galería es considerada el centro donde se desarrollaron los hoy talentos consagrados de la escena nacional, asimismo, continúa siendo una plataforma incomparable para los artistas emergentes.
Moisés Micha y Carlos Couturier
Grupo Habita 2000
Esta dupla empresarial y creativa cambió de manera definitiva a la industria hotelera mexicana. Desde que inauguraron su primer hotel homónimo en Masaryk, mostraron su interés por fusionar arte, diseño, arquitectura y hospitalidad en un mismo lugar. Aunque en un inicio Habita procuraba traer a México las tendencias de los alojamientos boutique a nivel global, poco a poco el estilo de sus espacios fue mutando hacia lo opuesto: darle a los visitantes una experiencia mexicana a través de la sofisticación de los materiales y la artesanía que hay en el país. Hoy, además de hospedaje, se pueden percibir como un catálogo vivo que muestra el trabajo de arquitectos, interioristas, chefs y más.
Enrique Olvera
Pujol 2000
Mientras el hotel Habita se convertía en el lugar en el que todos los citadinos querían estar, Pujol era un restaurante al que aún uno podía entrar sin reservación. Se encontraba en la calle de Petrarca, en Polanco, donde estuvo hasta 2017, mudándose a un espacio más grande. Y por entonces ni siquiera era un local de cocina mexicana.
El chef Enrique Olvera hacía guiños a la cocina oriental –algunos permanecen– y también a la nueva cocina americana, pero había pocos ingredientes nacionales involucrados. Eso fue cambiando y se hizo definitivo cuando empezó a hacer experimentos de reinterpretación de recetas tradicionales. Ahora, platillos como su mole madre son famosos en distintos puntos del orbe. Él es considerado uno de los mejores chefs del mundo y Pujol es el restaurante número 9 del 2021 en la lista 50 Best.
Alejandro González Iñárritu
Amores Perros 2000
Otrora locutor de radio, “El Negro” Iñárritu causó gran furor cuando estrenó su ópera prima Amores perros en el Festival de Cannes. La película ganó el Premio de la Semana de la Crítica y fue nominada al Oscar como Mejor Película Extranjera. Pero, entre otras cosas, hizo que los mexicanos no dejáramos de escuchar su soundtrack (revivió la ochentera “Lucha de gigantes” de Nacha Pop) y de mirar a la capital –en especial a la colonia Condesa– como un set cinematográfico.
Amores perros también fue un impulso imparable para Gael García Bernal y el epítome de lo que comenzó a llamarse “Nuevo cine mexicano”. Años después no sorprendió ver al cineasta ganar premios Oscar tanto como Mejor Director como Mejor Película con los filmes Birdman y The Revenant.
Diego Luna y Gael García Bernal
2000
El famoso Y2K fue determinante para esta dupla de actores a los que todos recordamos como “los charolastras” y que son reconocidos por ser socios en sus negocios, pero además amigos entrañables. Con Todo el poder de Fernando Sariñana y Amores perros de Alejadro González Iñárritu, Diego y Gael –respectivamente– demostraron que ya no eran esos niños que veíamos en las telenovelas, sino que eran actores jóvenes de potencial mayúsculo. Te puede interesar: Diego Luna, en contra de la violencia de género
Unos meses más tarde protagonizaron juntos Y tu mamá también de Alfonso Cuarón, otro de los grandes creativos de esta generación. De ahí obtuvieron el mote de “charolastras” y consiguieron mayor proyección internacional. En la actualidad oscilan con naturalidad entre Hollywood, el cine de arte europeo y la televisón mexicana vía streaming, muchas veces con producciones propias.
Michel Rojkind y Héctor Esrawe
2002 y 2003
En los años 90 era conocido como músico pop, pero entrando a una nueva década, Michel Rojkind nos dejó disfrutar de su gran talento en la arquitectura. Fundó su despacho Rojkind Arquitectos en 2002, que solo tres años después fue reconocido por Architectural Record como uno de los 10 mejores despachos de arquitectura de vanguardia. De manera paralela, Héctor Esrawe empezó a ser señalado como uno de los diseñadores industriales más auténticos del país. Fundó su firma Esrawe Studio en 2003 y desde entonces no ha dejado de recibir galardones. Ambos creativos coincidieron en un proyecto en 2011: la entonces nueva sede del restaurante Tori Tori.
Zélika García
Zona Maco 2004
La feria de arte contemporáneo más grande e importante del país se llamaba simplemente “Muestra”. Hubo una Muestra 1 y una Muestra 2, pero la tercera vez que Zélika lanzó su iniciativa, inspirada en la desaparecida Expo Arte Guadalajara, decidió que Zona Maco sería el nombre adecuado. Ahora una de las plataformas de arte más importantes de Latinoamérica, la feria tuvo inicios modestos en los que buscaba impulsar el trabajo de las galerías emergentes. Una de sus grandes labores ha sido la de robustecer el consumo de arte, al tiempo que fomenta el coleccionismo y da visibilidad a la escena creativa.
Gabriel Orozco y Carlos Amorales
Ambos artistas, hoy nombres consagrados de la escena global, ya atraían la atención de la crítica desde los años 90. Inolvidables, por ejemplo, todas las reacciones que obtuvo Orozco cuando presentó su pieza Caja de zapatos vacía en la Bienal de Venecia de 1993 y memorable también el impulso que le dio a José Kuri y Mónica Manzutto para conformar la galería de arte contemporáneo más reconocida en México.
Por su parte, Amorales (representado por Kurimanzutto, dicho sea de paso) comenzó a enloquecernos en los dosmiles con sus máscaras y con la irrupción de su disquera Nuevos Ricos, que tenía como propósito “popularizar actitudes anárquicas entre la juventud mexicana”. Los artistas representados, como Silverio, fueron la banda sonora de las noches de fiesta de la escena del arte underground de esos años.
Bertha González Nieves
Tequila Casa Dragones 2009
El tequila siempre ha sido un bien apreciado por los mexicanos y también ha gozado de una gran fama internacional. Pero si alguien lo llevó a un inesperado punto de sofisticación, fue sin duda Bertha González Nieves. Tras casi una década de experimentar una transformación total en el concepto del lujo en nuestro país –la mexicanidad y todo lo que esta implica comenzó a apreciarse y a abrazarse cada vez más–, Bertha tradujo todos esos nuevos códigos de producción y estética a este destilado emblemático.
Conocida como “la primera dama del tequila” impulsó la producción artesanal, tanto del líquido como de la botella, y de absolutamente todo lo que rodea a Casa Dragones, el proyecto que fundó. Con todo eso, también abrió camino para que cada vez más mujeres se involucraran en la industria de las bebidas espirituosas, siendo ella una de las maestras tequileras más respetadas a nivel global. Te puede interesar: BERTHA GONZÁLEZ NIEVES Y HÉCTOR ESRAWE JUNTOS EN ART BASEL MIAMI
Elena Reygadas
Rosetta 2010
Heredera de una larga tradición culinaria casera y familiar, Reygadas también tuvo la fortuna de contar con chefs predecesores en la escena mexicana quienes hicieron que, cuando se estableció Rosetta, los comensales locales –ya mucho más maduros y exigentes de paladar– acudieran presurosos a sus puertas.
Cuatro años después de abrir su restaurante emblema, fue galardonada como Mejor Chef Latinoamericana por Veuve Clicquot, y al día de hoy es considerada una de las mejores en nuestro país. Aunque todos los platillos y especialidades que prepara son espectaculares, su pan es uno de los mejores que hay en la ciudad y algo que ella considera elemental en toda mesa, puesto que es un símbolo de unión y generosidad. Descubre el artículo en la edición impresa CARAS ENERO