Michel Rojkind dio un vistazo de cómo se vive este evento en el Desierto Black Rock al norte de Nevada, Estados Unidos, promoviendo la “inclusión radical”.
Más de 80 mil personas se reúnen cada año para celebrar el Burning Man, “hombre en llamas”. Una metrópolis temporal donde se concentra una gran cantidad de personas con el objetivo de incentivar el arte. Este se realiza a finales de agosto y principios de septiembre y tiene una duración de una semana. El inicio del evento consta en el incendio de un hombre de madera gigante llamado The Man, que llega a medir hasta 32 metros de altura. Además, para este evento se crean otras construcciones con madera y otros materiales.
Ver esta publicación en Instagram
No existen requisitos previos para participar en esta comunidad, pues la esencia de Burning Man radica en que cualquiera puede ser parte. Esta ceremonia se celebra desde 1993; una procesión de personas llamadas “lamplighters”, vestidas con túnicas adornadas con llamas bordadas, guían a los asistentes del Burning Man hasta la instalación artística del festival, una estatua de madera y cera que se enciende, marcando la penúltima noche de la celebración. Una de sus particularidades es que no se aceptan comercios ni marcas, ya que es un movimiento asociado a la cultura hippie, incluso no se permite el intercambio de dinero. El cofundador de Burning Man, Larry Harvey, escribió los 10 principios en 2004, como pautas para la recién formada Red Regional Burning Man, entre ellos se encuentra la inclusión radical, la descomercialización, autosuficiencia radical, autoexpresión radical, el esfuerzo comunal, la responsabilidad cívica, entre otros.
Ver esta publicación en Instagram
Te puede interesar:
LAS CARAS DETRÁS DE LOS PROYECTOS MÁS COOL DE MÉRIDA