Muhammad Ali nació en Louisville, Kentucky en 1942, un estilo de boxeo único y espectacular lo llevó a convertirse en quizá el mejor boxeador de todos los tiempos. La historia del legendario boxeador comenzó a escribirse cuando era niño y le fue robada su bicicleta, causalmente al acudir a levantar la denuncia el policía que lo atendió resultó ser un un entrenador de boxeo quien comenzó a entrenarlo. A los 18 años Cassius Marcellus Clay, su verdadero nombre, convertido en un pugilista amateur consiguió la medalla de oro en la categoría del peso semipesado en las Olimpiadas de Roma de 1960, tras este logro comenzó su trayectoria en ascenso. Desde ese momento de la mano del entrenador Angelo Dundee tocó la cima de la fama, con un estilo poco tradicional era famoso por su constante auto promoción y su constante bravuconearía para intimidar a su oponente previo a la contienda. Probablemente el más grande boxeador de todos los tiempos se convirtió en el Campeón más joven de los pesos pesados en 1964, la historia dice que al día siguiente de proclamarse campeón se cambió el nombre y se convirtió al Islam.
Muhammad Alí bajo el ring
Abajo del ring Ali fue un constante detractor contra el sistema, en 1967 rechazó unirse a las filas del ejército norteamericano apelando su oposición a la Guerra del Vietnam, decisión que le valió la pérdida de su licencia como boxeador y no volvió a boxear hasta después de cuatro años. Uno de sus combates más recordados es sin duda aquel de la revancha a Liston, a quién consiguió derrotar por segunda contienda consecutiva con uno de los KO más espectaculares de todos los tiempos, también llamada “La Mano Fantasma”. Ali anunció su retiro en 1979, pero fue hasta el 11 de diciembre de 1980 cuando dijo adiós al cuadrilátero dejando un legado inalcanzable en el mundo del boxeo con 61 combates disputados de las cuales 56 fueron victorias, 37 por KO y 5 derrotas. El ex boxeador falleció en Phoenix el 3 de junio de 2016, perdió la batalla contra el Parkinson que sufría.