Fue el 18 de septiembre del 2000, en Sydney, Australia, cuando Soraya Jiménez consiguió hacer historia al convertirse en la primera mujer mexicana en conseguir una medalla de oro en Juegos Olímpicos.
La campeona olímpica Soraya Jiménez tenía 14 operaciones en la pierna izquierda, pérdida de un pulmón, tres veces influenza y cinco paros cardiorrespiratorios.
El 12 de mayo de 2010, Soraya Jiménez Mendívil --quien falleció víctima de un infarto en marzo de 2013-- otorgó una entrevista a la revista Proceso, donde contó los padecimientos que la aquejaban.
Soraya platicó con Raúl Ochoa, de la revista Proceso, a quien le dijo cómo vivía en una precaria situación física a causa de las múltiples intervenciones quirúrgicas que le habían realizado y las presiones que enfrentó como atleta de alto rendimiento.
A sus 32 años, Jiménez había soportado 14 operaciones en la pierna izquierda y tenía, de acuerdo a su ortopedista, la pierna de una octagenaria. Aunado a esto, la deportista de alto rendimiento sobrevivía únicamente con el pulmón izquierdo desde que en 2007 le extirparon el derecho, a causa de la influenza tipo B que contrajo en julio de ese año durante los Juegos Panamericanos de Río de Janeiro.
Además, la levantadora de pesas cayó en coma en 2009 debido a la influenza AH1N1 que azotaba al país y que la mantuvo al filo de la muerte durante 15 días. “Me ha dado tres veces influenza y la bacteria acabó con mis defensas. Mi organismo no las produce y una simple gripe me la deben cuidar al máximo porque puede convertirse en neumonía y mandarme al hospital. Sufro de broncoespasmos en la laringe y ya he tenido cinco paros cardiorrespiratorios”, platicó durante la entrevista con Proceso.
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En aquel entonces, Soraya decidió acudir a un hospital privado a que la trataran, pues las molestias se hicieron insoportables. “Me hicieron estudios de todo, me reconocieron por todos lados. Me hicieron perder tres meses y dinero, aunque afortunadamente el seguro de gastos médicos mayores pagó gran parte. Entraba y salía de terapia intensiva, estaba entubada y de repente caía en paro. La pasé muy mal, hasta que llegó el momento en que dije: ‘me doy de alta voluntaria y asumo el riesgo’. Tomé mis cosas, pedí un taxi y me fui a mi domicilio. Si me voy a morir, que sea en mi casa”, afirmó en 2010.
Años antes, en 2007, Soraya recibió una noticia devastadora en el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER): tenían que extirparle el pulmón. "(El doctor) Me advirtió que si me tardaba una semana más la infección se iba a extender hacia el otro lado”, contó. Desde entonces, Jiménez ya no pudo recuperar sus defensas: “Sufro un déficit de inmunoglobulina tipo A y tengo que estar a base de productos naturales que me ayudan a fortalecer mi sistema inmunitario”.
En 2009, asistió a una consulta con la infectóloga. “Había tenido influenza y de repente me sentí muy mal. Incluso caí en paro en el consultorio. Me entubaron, tenía fiebre y la presión muy alta. Todavía escuché cuando dijeron: `esta se va a morir´", recordó.
“En realidad el virus permanecía alojado y en algo me ayudó el antiviral que me aplicaron. Pero como se trataba de influenza H1N1 y yo estaba muy mermada, no era fácil que saliera adelante. Permanecí en coma 15 días y afortunadamente hoy lo puedo contar”, añadió.
En aquel entonces, la campeona olímpica solía tener una rutina de ejercicios a pesar de sus problemas respiratorios y de rodilla. Corría diariamente 15 kilómetros, nadaba 3 mil 500 metros y levantaba pesas.
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En 2010, Soraya Jiménez estudiaba un diplomado de juicios orales para titularse como abogada. Para mantenerse daba asesorías en asuntos legales y además, recibía una beca mensual de su único patrocinador: Grupo Uribe, dedicado a la industria gasera y automotriz.
Cada dos años le cambiaba su Mercedes Benz. Esa empresa también le proporcionó su seguro de gastos médicos mayores, y cuando escaseaba el dinero Soraya contaba con la ayuda de su novio, con quien compartía su departamento de la colonia Condesa. La deportista será recordada por ser la primera mujer mexicana en conquistar el oro olímpico en Sydney 2000.