Fotos Israel Hernández
MUAH Ana Uribe y Bride Lab
Locación Las Alcobas
Hace 20 años, se llevó a cabo el primer Maco en Monterrey, “en ese entonces, mi trabajo era como de telemarketing, llamando y presentándome en todas las galerías diciendo que quería hacer una feria de arte en México. Mucha gente me mandaba a volar,” cuenta García.
Finalmente, en 2003 logró reunir 22 galerías y llevó a cabo la primera edición a la que asistieron 3,500 personas. “Un número chiquito, pero que en ese entonces fue un éxito,” apunta la directora.
Hija de un avicultor y una directora de escuela, el camino del arte no era el más obvio para la joven Zélika. Fue su abuela quien le inculcó un amor especial por el arte, así como su propio espíritu rebelde el que la llevó a elegir el camino creativo.
“Mi papá era avicultor, o sea, gallinas, pollos, todo eso. Y mi mamá era maestra, directora de un colegio. Ella siempre nos traía en friega, en todo teníamos que sacarnos 10. Pero a mi abuelita le encantaba el arte, entonces ella me llevaba a todos los museos. A todos sus viajes, me invitaba a que yo la acompañara y me la pasaba viendo arte, historia o antigüedades. De ahí me empezó a gustar muchísimo, pero yo quería estudiar ingeniería porque se me hacía más fácil.
Siempre fui rebelde, de verdad que decía, voy a estudiar lo menos que pueda, entonces estudié lo que todo el mundo no quería que estudiara, y estudié para ser artista,” revela. En la escuela de arte García tuvo como mentores a una generación de importantes artistas. “Mi maestra de arte contemporáneo era Vanessa Fernández, Aldo Chaparro era mi maestro de escultura en madera, Jorge Elizondo de Monterrey era el de escultura en mármol.
Me tocó una generación muy padre. Mario García Torres, que ahora es un artista muy reconocido. También Eduardo López, que tiene la galería Fifi en Monterrey. Fue una generación especial… yo quería ser artista y hasta hice dos o tres exposiciones. Luego me clavé con lo de la feria y dejé de ser artista. Ahora, más bien vendo metros cuadrados”, recuerda a la vez con nostalgia, algo de humor y orgullo entremezclados.
Este mes de febrero, se festeja con bombo y platillo el 20 aniversario de Zsona Maco. Ahí mismo se llevará a cabo la fiesta que promete ser una de las más glamorosas del año; en ella está invitada la crema y nata del mundo del arte: los galeristas que tienen más años presentándose en la feria, sus artistas reconocidos y coleccionistas VIP.
En 2023 la feria recibió un récord de 80 mil visitantes y contó con galerías mexicanas, brasileñas, estadounidenses, asiáticas y europeas, un hito que fue determinante para la recuperación tras los años difíciles del COVID.
Para referencia, Art Basel Miami, la feria más grande de Estados Unidos recibió 79 mil visitantes y mostró 277 galerías en diciembre de 2023; lo que demuestra que Zsona Maco es un epicentro del arte no solo a nivel nacional sino también internacionalmente.
La fuerza que ha tomado Zsona Maco habla del poder de Latinoamérica como cuna de talento artístico y, particularmente, hacia coleccionistas y galeristas, les demuestra que hay un mercado sano y pujante capaz de apreciar, exhibir, coleccionar y exportar su arte. Tras todos estos años, Maco ha sufrido varias transformaciones. Primero pasó de Monterrey a Ciudad de México por temas de espacio y logística; inicialmente a Expo Reforma y luego a Centro Banamex, su actual sede. Además, se han ido añadiendo nuevos espacios como El Salón del Anticuario, Zsona Maco fotografía, Zsona Maco Diseño y un sinfín de conferencias en torno a temas como curaduría, coleccionismo, fotografía y más.
Este año de aniversario habrá sorpresas, como nuevos curadores, instalaciones y obra específica en distintos espacios de la ciudad, aunque García nos dice que todavía no puede revelar todo lo que sucederá en especial por el vigésimo aniversario y recomienda que vayan para verlo por sí mismos.
En opinión de García, el mayor logro de Zsona Maco en estas dos décadas es que ha impulsado y profesionalizado los espacios del arte, ha desarrollado el ecosistema artístico en la región, ayudando a acercar a los mexicanos al mundo del arte, y al mundo, el arte les ha abierto México.
Los galeristas mexicanos que eran emergentes hace 20 años tuvieron que transformarse. Maduraron y evolucionaron de ser galerías jóvenes emergentes a espacios de corte y calidad internacional. “Estas galerías que ya son grandes y que ya llevan mucho tiempo y que son más profesionales en cuanto a trayectoria, tuvieron que construir espacios especialmente hechos para ellos e invirtieron su dinero en un arquitecto fregón, o sea, hacer las cosas como las hacen en el resto del mundo. Eso ayudó a hacer los espacios más profesionales y dio cabida a que las nuevas galerías y artistas emergentes”, asevera García.
Por otra parte, en estos años se ha incrementado el número de coleccionistas. Muchas personas se han acercado más al ámbito del arte. “Hay gente que le da pena ir a una galería, que no saben que pueden asistir a la hora que quieran, que a veces piensan que necesitan comprar para poder ir. En Zsona Maco, como es abierto y es una feria, va todo mundo y sin pena pregunta. Ahí empieza una relación con el galerista y se dan cuenta que pueden ir a todas las galerías, pueden visitarlas cuando gusten y pueden preguntar lo que quieran y no tienen que comprar. Así ya no les da pena. También, es que no necesitas viajar para conocer 250 galerías de 26 países en cinco días. Eso es increíble. Como que puedes conocer lo que está pasando en todo el mundo, el what’s going on, de las mejores obras que hay en un solo lugar sin tener que ir a 250 lugares diferentes”.
García considera que todos tienen derecho a comprar arte, no tiene que ser el arte caro e impagable, puede ser muchas de las cosas que se ofrecen en la feria, no solo las de las grandes galerías, pues hay editoriales independientes y cosas que acercan a la gente al arte. Así se hace del arte una experiencia que todos pueden llevar consigo. Finalmente, a manera de anécdota nos cuenta cuál fue la primera pieza que compró: “Intercambie mucho arte primero con mis amigos, durante la carrera, o sea tengo obras de ellos del año 96, por ejemplo. Pero la primera que yo compré fue en Monterrey, en una galería que se llamaba “b f XV” y tenía un Francis Alÿs, pero no me alcanzaba, no costaba nada, a comparación de ahora, me encantaba la obra de Francis Alÿs, pero para esa no me alcanzó. Compré en su lugar una fotografía de un conejo de un artista que se llama Matthew Antes. Esa fue la primera obra que compré y aún la tengo”.
DESCUBRE LA EDICIÓN IMPRESA CARAS FEBRERO 2024