Un Ford Escort Mk III Ghia fue uno de los medios de transporte que más usó Diana durante el ’81 y con el que más se le llegó a fotografiar. Llegado el año de 1982 éste perdió protagonismo en la vida de Lady Di y en las imágenes que lograba un amplio cuerpo de paparazzis. Este automóvil fue desechado por la princesa ya una vez casada con Carlos y, exactamente, dos meses después de dar a luz al príncipe William. Del famoso vehículo destacan dos cosas: primero, que fue un regalo que el príncipe Carlos entregó a la princesa Diana como símbolo de compromiso. Recordemos que antes de la boda ella lo usó un sinfín de ocasiones para poder ir a verlo. Segundo, que en 1995 un anticuario compró el auto por 6 mil libras esterlinas —casi 7 mil euros en la actualidad— para el cumpleaños de su hija. Después de eso, se perdió la pista de tan famosa maquinaria y hoy vuelve a la mirada pública, subastándose por más de 46 mil euros (1.1 millones de pesos mexicanos), a través de la casa de subastas Reeman Dansie.
La historia continúa
Resulta que una comprometida y férrea seguidora de la princesa Diana, Tina Kirkpatrick, lo adquirió y lo ha tenido en su poder durante dos décadas. Lo ha cuidado, revisado y dado mantenimiento en absoluto secreto. Un joya muy peculiar, ¿no lo crees? Dicen que, incluso, llegó a utilizarlo como su segundo automóvil y, si alguien le preguntaba por él, ella respondía que había sido su primer coche y le guardaba muchísimo cariño.
Una rana en el capó
Lo que no se sabe es si, en manos de Kirkpatrick, este auto guardaba un detalle que lo hacía único: una ranita sobre el cofre. Un signo que pudo haberlo hecho híper-identificable y que, tal vez, mucha gente no notó.
Resulta que este gracioso detalle tiene su origen en la hermana de Diana, Lady Sarah McCorquodale, quien le regaló esta figura en forma de rana como símbolo o broma del matrimonio entre Diana y Carlos. Una pareja de cuento de hadas. Hoy, el auto incluye una copia de dicha rana plateada para mantenerlo lo más fiel a su forma original.