Cuando la princesa Eugenia anunció que había elegido a su hermana Beatriz para ejercer de dama de honor en su gran día, muchos esperaban que se repitiera una dinámica similar a la del enlace de la duquesa Kate de Cambridge, en el que su hermana, Pippa Middleton, tuvo un gran protagonismo. Sin embargo, el papel de las dos mujeres en las respectivas bodas reales no podría haber sido más diferente.
En su caso, Pippa -que también ha acudido hoy viernes al enlace de Eugenia pese a su avanzadísimo embarazo- fue la encargada de acompañar a Kate en su entrada triunfal a la Abadía de Westminster para contraer matrimonio con el príncipe William, ayudando a organizar a los pajes y las niñas de las flores y sosteniéndole la impresionante cola de su diseño nupcial. El atuendo que lució para la ocasión la convirtió, además, en un fenómeno internacional y consiguió robarle algo de protagonismo a la mismísima novia gracias a la forma en que el vestido blanco de la casa Alexander McQueen -la misma que firmaba el vestido de Kate- acentuaba su figura.
En vista de la sonrisa de oreja a oreja que exhibió en todo momento, salta a la vista que ella no podía alegrarse más por su querida hermana independientemente de cómo Eugenia hubiera decidido organizar la dinámica de su paso por el altar y que, tal y como había vaticinado la propia Beatriz, modificaría o rompería con algunas tradiciones para adaptarse a la personalidad de los contrayentes y al espíritu de modernidad que representa la novia.