Es considerada la colección privada de arte más importante del mundo y, tras la muerte de Isabel II el pasado 8 de septiembre, la titularidad de ésta pasó a manos del rey Carlos III.
Por Erika Roa Torres Fotos Getty Images
Fortuna de arte de Isabel II Enrique VIII nunca pensó que su gusto por el arte llegaría tan lejos y les redituaría tanto a sus descendientes. Este monarca inició la gran Royal Collection en el siglo XVI con obras de importantes artistas principalmente extranjeros, como los italianos, quienes eran considerados los mejores de aquella época. Conforme fue pasando el tiempo los reyes de la época, fueron aumentando poco a poco la colección, hasta convertirla el día de hoy en el acervo privado más grande del mundo. Si bien, hubo momentos de costosas pérdidas como, por ejemplo, durante el destronamiento de Carlos I en 1649, donde algunas obras se vendieron, la verdad es que todos los monarcas ingleses realizaron importantes adquisiciones de incalculable valor. Cabe destacar que la única casa real que es dueña de su colección de arte justamente es la inglesa, pues las demás monarquías no tienen la titularidad y sus valiosos tesoros pertenecen a museos estatales como es el caso de la Colección Real de España, la cual está resguardada en el Museo del Prado en Madrid, o la de Francia en el Museo de Louvre de París.
UNA FORTUNA EN ARTE
Tras la muerte de Isabel II, la titularidad recayó en manos de su heredero, el actual rey Carlos III, quien no puede venderla, heredarla y mucho menos dividirla. No obstante, sí tiene la obligación de preservarla, conservándola intacta o, en el mejor de los casos, aumentarla agregando más obras. De hecho, se sabe que el actual monarca es gran amante del arte y desde su juventud ha adquirido importantes obras que seguro sumará a la Royal Collection. Por ejemplo, en el reinado de Isabel II se adquirieron varias decenas de obras que, principalmente, fueron regalos de otras naciones, compras en subastas o encargos directos a los artistas. Isabel II era admiradora del arte contemporáneo y tenía obras de Lucian Freud, Anish Kapoor y Andy Warhol al cual le compró cuatro coloridos retratos de ella misma en 1985. La monarca en vez de utilizar parte de su patrimonio en ampliar sustancialmente la colección de arte mejor prefirió destinar ese capital a la restauración de muchos cuadros. La conservación fue su prioridad, así como el acceso al público. La Royal Collection está conformada por 7 mil pinturas, 45 mil acuarelas, 150 grabados antiguos, porcelanas, grabados, fotografías, muebles, esculturas, joyas, porcelanas, relojes, armas, armaduras, tapices y otros objetos. Se dice que su valor supera los 12 mil millones de dólares. Estas obras se encuentran ubicadas en las diferentes propiedades de la corona como el Palacio de Buckingham, el Castillo de Windsor, Casa Frogmore, Clarence House, Palacio de Holyroodhouse, Hampton Court, National Gallery y Victoria and Albert Museum. Algunas están exhibidas y abiertas al público, pero otras tantas, aunque se encuentran en los mismos edificios históricos, están ubicadas en dependencias privadas a las que solo tienen acceso la familia real y visitantes ilustres. En las obras más importantes de esta colección de arte de los Windsor se encuentran cerca de 600 dibujos de Leonardo da Vinci, convirtiéndose en los mayores coleccionistas del italiano en el mundo. Del artista renacentista Miguel Ángel tiene 20 dibujos y de Rubens, el pintor barroco, conservan 13 cuadros. De Rembrandt, el pintor neerlandés, poseen seis pinturas incluidas el retrato de “Agatha Bas”. El único impresionista en la colección es Claude Monet. También poseen obras de arte de Giovanni Bellini, Orazio Gentileschi, Tiziano Vecellio, Hans Memling, Joos van Cleve, Antonio Moro, Nicolás Poussin, Rafael Sanzio, Van Dyck, Canaletto, entre muchos otros. La Royal Collection es financiada con los ingresos que generan las entradas al público al Palacio de Buckingham y el Castillo de Windsor.
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