De paladín de la democracia a Rey corrupto, estas son las claves de la desgracia que hoy exilian al rey emérito Juan Carlos I de España.
El Palacio de La Zarzuela liberó el comunicado esta mañana (tarde de España del 3 de agosto): “El rey emérito Juan Carlos I anuncia su auto exilio tras las acusaciones de corrupción en las que se ha visto envuelto con el fin de ayudar a que su hijo, el rey Felipe VI, desarrolle sus funciones reales sin esa incómoda sombra”.
La caída de Juan Carlos I es un hecho, pero no es reciente… El alguna vez libertador de la nación y uno de los reyes más queridos de España construyó su tumba real poco a poco en los últimos años. Este es un repaso a los puntos clave de su debacle.
¿Por qué no te callas?
El episodio data del 10 de noviembre de 2007 en la XVII Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado, en Santiago de Chile. El presidente de Venezuela, despreciado por muchos y alabado por otros, estaba en el ojo del huracán desde abril de 2002 cuando hubo un conato de derrocamiento presuntamente apoyado por los gobiernos de Estados Unidos y España, al destaparse que sus embajadores mantuvieron reuniones con el derrocador Pedro Carmona.
Pues bien, cuando el presidente español en funciones José Luis Zapatero estaba dando su discurso en la cumbre, Chávez lo interrumpió varias veces para llamar fascista al anterior presidente Pedro Aznar.
“Aquel hombre allí develó todo el rostro horrible del fascismo, el racismo, y todo lo demás; por supuesto nosotros en Venezuela seguimos nuestro camino, no entramos a ese club, porque somos humanos, y los fascistas no son humanos, tienen forma humana, pero no son humanos…”.
Ahí fue cuando el rey se levantó y le gritó ¿¡Por qué no te callas?! Acto seguido, abandonó el estrado. ¿Qué tiene de negativo? Que fue la primera vez que vimos iracundo públicamente a un siempre afable rey; fue un shock y un primer foco rojo.
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El Caso Noos
“Fue una trama de desvío de fondos públicos que llegó a los tribunales en 2010 como un asunto derivado del ‘caso Palma Arena’ y en el que se encausaron, entre otros, a los dirigentes del Instituto Nóos: Iñaki Urdangarin, esposo de la infanta Cristina, y Diego Torres, el socio legal de estos”, así resume el diario español El País el gran escándalo real del Siglo XX en España cuando el yerno de los reyes de España fue descubierto por malversación de fondos y corrupción.
Al paso de la investigación se filtraron correos electrónicos que implicaban a otros miembros de la Casa Real y un nombre nunca antes escuchado en los círculos de La Zarzuela: Corinna zu Sayn-Wittgenstein y que sería importante después.
La infanta Cristina fue imputada pero finalmente absuelta y aunque Iñaki Urdangarín ya estaba separado de los actos oficiales de la Casa Real, fue hasta 2013 que su nombre e imagen fueron retirados de la página de la familia real En 2015, el rey Felipe VI les revocó el ducado de Palma de Mallorca a ambos. Urdangarín está en prisión desde 2018 con una condena de cinco años.
Si bien Juan Carlos I no fue implicado, el nombre de Corinna apareció por primera vez en público.
El elefante de Botswana
El rey se fracturó la cadera el 11 de abril de 2012 en Okavango, cerca de un santuario de elefantes donde había cazado a un ejemplar (y hasta foto se hizo). Se tropezó en la maleza y las rocas, y con 74 años la lesión fue grave y se tuvo que atender con urgencia.
“El episodio de Botsuana fue uno de los más delicados que tuvieron que afrontar. Se optó por explicar el incidente ante la opinión pública, sin entrar en pormenores, y sólo cuando la intervención se hubiera efectuado con éxito”, citó el diario liberal el Español, que destapó las fotos y la relación del Rey con aquella Corinna, su acompañante en el safari.
¿Quién era y por qué estaba con él? Las fotos los delataron: en las visitas de estado del rey a otros países la princesa alemana (porque no era cualquiera, además) aparecía en varias fotos entre la delegación española?
Este fue el principio del fin: Los medios investigaron que Corinna ocupaba una residencia cercana a La Zarzuela, conocida como el Palacio de Angorrilla, cuyos gastos de remodelación habían sido con cargo a la Corona.
Al mismo tiempo, la periodista Pilar Eyre lanzó en 2012 su libro La Soledad de la reina en el que detallaba todos los amoríos del Rey desde que eran novios. Todo ello empañó irrevocablemente la imagen de Juan Carlos I.
La abdicación
En 2013 el Rey sufrió una segunda cirugía de cadera, la visita al hospital de su yerno Iñaki Urdangarín en plena investigación por el caso Noos (la Corona alegaba que ellos no sabían nada de sus triquiñuelas) y ya se sabía el amasiato con Corinna; el prestigio del monarca ya estaba más que golpeado, pero había más por venir.
El 6 de enero de 2014 en lo que se conoce como la fiesta de “La Pascua Militar” (un acto formal de las fuerzas armadas españolas) al rey se le vio cansado, con dificultad para hablar y totalmente desarticulado. La discusión comenzó en el país: ¿está lúcido?
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La respuesta no tardó en llegar: los medios españoles comenzaron a especular desde marzo y para abril ya imprimían que la abdicación era necesaria. El 6 de junio el presidente del gobierno Mariano Rajoy confirmó la caída de la Corona anunciada, efectiva el 18 de junio de 2014. El príncipe de Asturias se convirtió en Felipe VI y Juan Carlos en Rey emérito.
Parecía que todo iba a estar en paz por fin, pero… Corinna atacó de nuevo.
El chalet suizo
Juan Carlos I adquirió ese chalet en 2009 con dinero de un jugoso deal que hizo en Saudi Arabia entre 2006 y 2009, según cita el diario El Español. Se trataba del Fondo de Infraestructuras Hispano-Saudí (SSIF, en sus siglas en inglés).
“Ese fondo, ideado durante el viaje oficial de don Juan Carlos a Arabia Saudí en 2006 y finiquitado a finales de 2009, hizo perder casi 21 millones de euros a la veintena de empresarios españoles que aportó el dinero”, escribió la periodista Ana Romero.
El rey en funciones Juan Carlos I (quien había cambiado su estatus a jefe de estado recientemente, este dato será relevante después) recibió al monarca Arabia (al Abdalá) Abdullah bin Abdulaziz, así como a banqueros de Morgan Stanley y Cheyne Capital y a Corinna, su socia en el fondo. El proyecto nunca se hizo y aunque los inversionistas reclamaron el dinero se dio como “pérdida de inversión malograda”.
Este evento coincide en fechas y actores con un posible fraude que se descubriría en 2018.
El Testaferro
Así llamó –¿quién más?– Corinna al primo del Rey, Álvaro de Orléans y Borbón, en las grabaciones con el comisario jubilado Manuel Villarejo, en Londres, en 2015, que se filtraron a los medios.
La princesa y empresaria alemana contó que Orléans pagó durante mucho tiempo (no especifica cuánto), los aviones privados de la pareja, Juan Carlos / Corinna, a través de su fundación Zagatka. Esto llamó la atención de uno de los zares anti corrupción europeos: Yves Bertossa, Fiscal del Cantón de Ginebra.
Al verse balconeado, Orléans sacó una carta firmada por el Rey de puño y letra agradeciendo el último avión, en septiembre de 2018. Además, acusó a Juan Carlos de tener “cuentas privadas en Suiza” (a nombre de la fundación Lucum) y de cobrar comisiones por lobbying para cerrar la licitación de la obra del tren rápido español AVE en Saudi Arabia, que conecta a las localidades de La Medina y La Meca (famoso centro religioso para los musulmanes).
El monto son 65 millones de euros, los mismos 65 que Corinna Larssen –su apellido de casada– afirmó el 4 de julio de 2020 que el Rey emérito le había “donado” por amistad y que este a su vez los había recibido como un “regalo” del rey Abdullah.
De pronto todo se conectó: el chalet suizo, el proyecto malogrado de SSIF, los 65 millones y el AVE. Así que la Fiscalía Anticorrupción de España entró en escena.
Los cargos
España fue uno de los primeros países golpeados por el Coronavirus en febrero. Los reclamos hacia el gobierno izquierdista de Pedro Sánchez y a la propia Corona por no actuar con prontitud y rigor, cayeron sobre Felipe VI.
Mientras los reyes buscaban recuperar la salud del país (de la población y de su economía), las noticias sobre la investigación de la Fiscalía abrumaban a la Casa Real. “Lavado de dinero”, “tráfico de influencias”, “corrupción” y “evasión fiscal”, fueron los términos legales asociados al rey emérito Juan Carlos I. De todas ellas que tiene bases más sólidas es la del presunto delito de cobro por comisiones por el tren AVE en la Meca a través de banca suiza, que investiga Hacienda en España desde el 8 de junio del 2020.
Ahora, la Fiscalía Anticorrupción le pasó el caso nada menos que al Tribunal Supremo de España justamente para definir si el Rey emérito es susceptible a ser considerado dentro de los delitos económicos, antes de hacer cualquier movimiento.
El exilio
Quien tiene a su cargo la compleja tarea de definir si el rey será imputado es el fiscal de la Sala del Supremo Juan Ignacio Campos, coordinador de delitos económicos; si existen las pruebas posteriores al 2014 para hacer comparecer al rey emérito ante el Tribunal Supremo, vendrá la peor parte de la pesadilla real.
Con el agua al cuello y en plena pandemia, el rey Felipe VI dijo en cadena nacional el 16 de marzo de 2020, que renunciaba a la herencia que por ley le tocaba por parte de su padre, el rey Juan Carlos I, y que además, le cortaría los recursos asignados para su goce personal cuya suma ascendía a 194 mil 232 euros al año.
Felipe VI pronunció la frase que acuñó el día de su coronación: “La Corona debe preservar su prestigio y observar una conducta íntegra, honesta y transparente”.
Ello puso en jaque mate al Rey, porque hasta el presidente del gobierno Pedro Sánchez se dirigió públicamente sobre el tema dijo que le parecía “inquietante” todo el escándalo que atravesaba el ex monarca y que no ha culminado.
La caída se firmó el 3 de agosto de 2020 cuando el Rey emérito dirigió una carta a su hijo el rey Felipe VI para informarle su decisión de abandonar España: lo hizo de una forma personal, hablándole de tú y con mucho sentimiento. No aclaró a dónde se iba ni a partir de cuándo. Otra pregunta persiste: ¿Seguirá un divorcio de doña Sofía?
¿Puede ir a prisión?
Juan Carlos I perdió la inmunidad real al abdicar, esto significa que es un ciudadano más (el título de Rey emérito es de cortesía otorgado por su hijo, el rey Felipe VI), por eso la relevancia de las pruebas después de 2014: si cometió delitos de corrupción durante su reinado no podrá ser procesado por ellos, pero sí después, es decir, lo que se investiga no es si recibió dinero sino qué hizo con él y si su gasto implica una evasión fiscal después de 2014, lo cual no es cosa fácil para rastrear.
Ahora, hay una laguna legal por la que no se ponen de acuerdo los juristas españoles: el presidente y amigo del rey Mariano Rajoy se encargó de dejar una “cláusula de letras chiquitas” que le aseguraba a Juan Carlos I la misma inmunidad (“aforamiento” le llaman en España) como Rey emérito; pero estas “letras chiquitas” no están contempladas en el Artículo 56.3 de la Constitución española, que reconoce al jefe del Estado inmunidad.
Esto es lo que definirá el Supremo antes de devolverle el caso a la Fiscalía Anticorrupción, a la que podría llevarle meses sino es que años llegar a un caso y juicio con sentencia; por otro lado, si esta fuera desfavorable a Juan Carlos de Borbón bien podría no pisar la cárcel por su avanzada edad.
Todo está en el aire.
El hijo, como el padre.
La suerte del rey emérito Juan Carlos I, de 82 años, tras 39 de reinado (22 de noviembre de 1975 a 18 de junio de 2018) está echada. No será el único Rey de España en caer en desgracia, pero sí que repetirá el doloroso exilio de su padre el conde de Barcelona Juan de Borbón quien fue despojado de su derecho a la Corona tras la Guerra Civil Española.
Hubiera sido Juan III, pero cedió los derechos dinásticos a su hijo, Juan Carlos I. Don Juan volvió a España y murió en Pamplona en 1993, empolvado y olvidado por el pueblo. Juan Carlos le dio un entierro real “porque para mí siempre fue un rey de facto”, dijo en el documental de France 3 Yo, Juan Carlos I.
El tiempo (y el Supremo) dirán si Juan Carlos de Borbón morirá en España u olvidado en el exilio.