Aunque era la princesa más cotizada en Europa, el príncipe Felipe tuvo dudas antes de casarse y se debían a otra mujer.
Llevan más de 70 años de casados, pero es hasta ahora que uno de los mayores secretos del duque de Edimburgo ha sido revelado. Antes de casarse con la reina Isabel II --quien entonces aún era la heredera al trono británico-- el príncipe Felipe tuvo sus dudas y eran por otra mujer.
De acuerdo al nuevo libro ‘Prince Philip Revealed’ de la escritora Ingrid Seward, el príncipe estaba lleno de dudas sobre el futuro que le esperaba si se casaba con Lilibeth, como llamaban cariñosamente a la reina Isabel II.
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El libro revela que el príncipe Felipe fue a pasar unos días en Cornualles con Daphne du Maurier, una bella novelista con la que tenía una relación “emocionalmente íntima”, pero no sexual.
Según lo publicado por Ingrid Seward, el duque de Edimburgo había tomado la decisión de no estar con Lilibeth: “No quiero volver, quiero quedarme contigo”. Pero su compañera, Du Maurier, le respondió: “No seas tonto, tu país te necesita”.
Finalmente decidió quedarse con Elizabeth...
Lilibeth & Felipe de Edimburgo
Fue en el verano de 1939, mismo año en que se enroló en la Royal Navy como cadete, cuando conoció a la entonces princesa Isabel, aunque en ese entonces todos las llamaban Lilibeth, quien tenía apenas 13 años, aunque años atrás, en 1934 ambos habían coincidido en la boda de la princesa Marina de Grecia, prima de Felipe, con Jorge de Kent, tío de Isabel.
En épocas cercanas al comienzo de la guerra en Europa y con su uniforme impecable, el apuesto y joven Felipe que en ese entonces estaba por cumplir los 19 años, era la sensación entre las niñas.
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Fue el enamoramiento juvenil de Isabel, por un lado, y la necesidad de huir de su familia -su madre esquizofrénica, su padre amante al juego y a las mujeres, y la derrota del Ejército de su patria ante los turcos- lo que lo acercó a los británicos.
La Segunda Guerra Mundial se libraba en Europa cuando Felipe de Edimburgo, enlistado en la Marina, mantenía correspondencia con Isabel, quien lo esperó hasta 1946.
La boda real se celebró el 20 de noviembre de 1947 en la Abadía de Westminster y toda la realeza europea estuvo ahí, menos las tres hermanas de Felipe, pues estaban casadas con alemanes.
Ya que tuvo que renunciar a sus derechos por parte de la Corona griega, el rey Jorge le otorgó los títulos de duque de Edimburgo, conde de Merioneth, barón de Greenwich y caballero de la Jarretera.
Un matrimonio ¿feliz?
Aunque en público Isabel y Felipe mostraban que estaban pasando el mejor momento de sus vidas, la realidad es que no era así.
Con la muerte del rey Jorge en 1952 y la coronación de Isabel, Felipe pasó a ser simplemente el príncipe consorte, pero eso no fue lo que más pudo haberlo afectado, sino el hecho de que la nueva reina se rehusara a renunciar al apellido Windsor para cambiarlo por Mountbatten, lo cual muchos calificaron como una humillación para el esposo de la monarca.
Desde entonces, y a aun con el nacimiento de sus hijos: Ana Alicia, -quien nació cuando Isabel aún no era coronada-, Carlos, Andrés y Eduardo, el matrimonio entre Felipe e Isabel siempre estuvo rodeado de rumores, distanciamientos, infidelidades por parte del príncipe e incluso severas crisis maritales.
“Felipe era constantemente aplastado, desairado, ninguneado”, revela su amigo Mike Parker en el libro. Pese a todo, la Reina ha dicho de el príncipe Felipe que es “mi fuerza y mi apoyo”.