La reina Margarita de Dinamarca fue abandonada por su esposo, lo que representó el peor escándalo que enfrentó la reina, además de varios desaires púlicos que acabaron convirtiédose en una pesadilla durante su matrimonio.
En 2016, el príncipe renunció a la vida pública, las rivalidades entre la pareja comenzó cuando Margarita fue proclamada reina. Enrique le preguntó a su esposa si en aquel momento él se convertirá en rey pero ella no le concedió el titulo y esto abrió una brecha en su matrimonio.
Más adelante, la reina Margarita de Dinamarca enfermó y escogió al príncipe heredero Federico como su nuevo sustituo en las celebraciones de Año Nuevo, por lo que Enrique abandonó Dinamarca y se instaló en Francia, su país natal. “Después de tantos años no quiero verme degradado al tercer rango. Yo soy el primer hombre y no mi hijo”, dijo en declaraciones pasadas.
Durante su matrimonio, Enrique tenía claro que su objetivo era convertirse en rey y por esta razón le hizo propuestas a la reina, incluso sugirió cambiar el nombre de la dinastía real. La pelea de Henrik como se le conoce en Dinamarca, por conseguir un estatus a la altura nunca terminó, incluso sugirió que cambiara el nombre de la dinastía real, la casa Oldenburg-Glucksburg a la que pertenecen los monarcas daneses desde 1819 para incluir el apellido Monpezat.
Además de que el ya príncipe consorte protagonizó uno de los momentos más penosos, en el cumpleaños 75 de la reina, cuando no se pesentó y aunque la monarca aseguró que se encontraba indispuesto, fue fotografíado días más tarde de fiesta en Venecia, mientras la casa real había anunciado que Enrique se encontraba al sur de Europa, recuperándose de la gripe.
El príncipe Enrique Laborde de Monpezat nunca fue consorte real y siempre quiso serlo, nacido en Oriente, diplomático hablaba varios idiomas y entre sus talentos incursionó en la escultura y tocaba el piano.
Los desplantes del príncipe Enrique acabaron avergonzando a toda la familia real, especialmente a su esposa.
Margarita de Dinamarca intentó contentarlo con pequeños gestos, por ejemplo en 2000 le permitió usar el escudo de armas de la casa real y no el de príncipe de Dinamarca, en 2005 lo nombró príncipe cosorte, un rango superior, en 2008 creó el título de conde de Monpezat de uso exclusivo para los miembros de la casa real danesa y que usó como premio de consolación en 2023 cuando despojó a los hijos del príncipe Joaquín de Dinamarca de su estatus principesco.
Pero Enrique de Laborde no estaba contento. El 3 de agosto de aquel año, Enrique anunció los cuatro vientos que rechazaba ser enterrado junto a su esposa como dicta la tradición danesa, desplante que le costó al estado dánes cuatro millones de euros, debido a que el sarcófago de cristal en el que la pareja debería haber sido enterrada ya había sido pagado.
Finalmente, los restos de Enrique fueron incinerados en 2018, y sus cenizas se repartieron entre el mar y los jardines de palacio. Su desprecio de reposar junto a su esposa provocó una caída de popularidad en Dinamarca. Enrique murió a los 83 años en su casa tras mantenerse alejado de la vida pública por una demencia.