Tras sufrir problemas de salud que la llevaron a ausentarse de varios actos, la reina Isabel II reapareció en una misa en Londres en honor de su difunto esposo, el duque de Edimburgo.
La salud de la monarca Isabel II, quien en febrero cumplió 70 años en el trono y el 21 de abril soplará 96 velas, es motivo de preocupación desde que los médicos la obligaron a guardar reposo en octubre y pasó una noche hospitalizada para someterse a “pruebas” cuya naturaleza nunca se especificó. En los últimos meses ha renunciado a participar en numerosos actos relevantes, y este martes apareció caminando con bastón ya que ha reconocido que le cuesta “moverse”.
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Reaparece para homenajear a Felipe
Este martes, llegó a la Abadía de Westminster del brazo de su hijo Andrés, quien también hacía su primera aparición pública tras el acuerdo extrajudicial cerrado con la estadounidense Virginia Giuffre, quien lo acusó de agresión sexual cuando ella era menor.
Isabel II entró por una puerta lateral para acortar su recorrido. Una vez en el interior, se dirigió con paso lento pero seguro a su asiento junto a su hijo mayor, el príncipe Carlos, heredero al trono.
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Junto a ellos se encontraban la esposa de Carlos, Camila, y la princesa Ana, ambas vestidas como la reina de verde oscuro.
El mismo color lucían otras invitadas como las reinas Letizia de España, quien acudió acompañada por su marido Felipe VI -de traje oscuro y corbata azul- y la princesa Beatriz de Holanda, lo que se interpretó como un guiño a los colores del Duque de Edimburgo. Por su parte, la reina Máxima de Holanda -de origen argentino y acompañada por su marido Guillermo Alejandro- vestía de gris bajo un abrigo negro. Asistieron a la ceremonia representantes de una docena de casas reales y antiguas monarquía de Europa y Oriente Medio.
Pese a sus problemas de movilidad y a que según la prensa a veces utiliza silla de ruedas en privado, la reina permaneció de pie mientras sonaba el himno británico y caminó sola tras la ceremonia ayudándose de un bastón y conversando sonriente con algunos invitados. Sin embargo, en varios momentos se le vio con lágrimas en los ojos durante una misa que tuvo un carácter muy personal, pues homenajeó al hombre con quien estuvo casada 73 años y que ella llamaba su “pilar”.
Felipe de Edimburgo
Falleció el 9 de abril, con casi cien años, y en plena pandemia solo 30 invitados pudieron acudir a unas exequias que dejaron la impactante imagen de una reina sentada completamente sola. La ceremonia incorporó elementos que el Duque de Edimburgo había previsto para su propio funeral, como coros y presencia militar, que no pudieron llevarse a cabo hace un año debido a las restricciones contra el Covid-19. La muerte de Felipe dejó un “enorme vacío” en la vida de Isabel II, quien desde entonces ha tenido que capear sola las incesantes crisis que socavan la popularidad de la realeza.
Meghan y Harry no asistieron
La llegada de la monarca del brazo del controvertido Andrés provocó revuelo, pero la ceremonia también estuvo marcada por la gran ausencia del príncipe Harry, de 37 años, que sacudió a la familia real cuando él y su esposa Meghan anunciaron en 2020 que abandonaban sus funciones reales y se instalaron en California. Hace un año, viajó solo al Reino Unido para el funeral de su abuelo. Pero en esta ocasión, no hizo el desplazamiento en medio de un diferendo con el gobierno británico por su rechazo a darle protección policial oficial.