Con motivo de los 200 años de su muerte, Francia conmemora la controversial figura de Napoléon Bonaparte. Un nombre histórico que, sin importar los juicios u opiniones de políticos e historiadores, marcó la vida de un país poderosísimo. «Napoleón es parte de nosotros» ha dicho el mismo presidente actual de Francia, Emmanuel Macron, en estos homenajes. Sin embargo, éste mismo ha recordado que él también fue responsable de restablecer la esclavitud en 1802, entre otros episodios no tan agradables, por supuesto. Pero, independientemente de todas estas historias turbias en un país que hoy intenta ser sinónimo de progreso y libertad, hay una persona —entre otras tres— que sigue reclamando el trono francés, descendiendo de la familia Bonaparte. Su nombre es Jean-Christophe Bonaparte y tiene 34 años. es descendiente directo de Jerónimo I Bonaparte, rey de Westfalia (hermano menor del emperador Napoleón). también es hijo de Carlos Napoleón y de su primera esposa, Beatriz de Borbón-Dos Sicilias. Lo curioso de este heredero es que, por un lado, carga con la sangre de los Bonaparte. Por el otro, es descendiente de Luis XIV de Francia. Un auténtico Borbón.
Los otros dos que defienden su linaje son Luis Alfonso de Borbón —bisnieto de Alfonso XIII— y Jean de Orleans —hijo del príncipe Enrique, duque de Francia—. Desafortunadamente para estos dos, no cuentan con el impacto de este otro, quien alega legitimidad por todo flanco. No obstante, la pregunta real a todo esto es...
¿Volverá la monarquía francesa?
Muy probablemente no. O por lo menos, así lo vemos en el corto plazo. Es poco probable que la sociedad actual francesa decida retomar este camino. Por muy encantador que sea este sujeto que grita ser un Bonaparte. Un joven que, por cierto, estudió en la escuela de comercio HEC de París —una de las más prestigiadas y solicitadas instituciones educativas allá— y en la Universidad de Harvard —Estados Unidos—.
Que su rostro de príncipe Disney no te engañe (aunque si le vemos con detenimiento, sí tiene el perfil y los rasgos de Napoléon), él es un profesionista que habla español, inglés y francés. Un hombre trabajador que ha cimentado una buena reputación y que, actualmente, se desempeña en un banco de inversiones en Reino Unido.
Hace dos años, contrajo matrimonio con Olympia von und zu Arco-Zinneberg. Condesa y bisnieta del último emperador de Austria —cuya historia está ligada tremendamente con Francia— y descendiente de María Luisa de Austria. Una mujer que, precisamente, fue esposa de Napoleón. Dicha “coincidencia”, a pesar de que él alega es verdadera e irrisoria, nos hace pensar que quizá Jean-Christophe tiene cierta obsesión con este tema royal. Esperemos que todo marche bien, señor Bonaparte, porque eso de «Cuando conocí a Olympia, me fijé en sus ojos y no en su árbol genealógico» suena un poquito dudoso. Pero nadie juzga. El amor es el amor.