Las bodas de la realeza siempre han sido deslumbrantes. Desde la princesa Diana —la boda más famosa de la historia moderna— hasta la ceremonia que vio a Meghan Markle convertirse en una royal —la boda más cara de la historia moderna—, han sido ocasiones en las que el mundo se congrega alrededor del televisor. Y las nupcias de Kate Middleton con el príncipe William en la abadía de Westminster tampoco fueron una excepción: una vez más, se hizo realidad el sueño de miles de mujeres “normales”, viendo alguien como ellas ataviada en un vestido blanco digno, únicamente, de un cuento de hadas. Pero a casi 10 años de su matrimonio, los duques de Cambridge volvieron a la abadía de Westminster por un motivo muy diferente. La histórica construcción religiosa, transformada en un centro de vacunación durante la pandemia, recibió a la pareja real con un significado muy especial para celebrar el Día de la Reflexión.
La ocasión marca un año de haber comenzado la primera cuarentena en el Reino Unido. “Hoy recordamos a todos aquellos que han perdido su vida como el resultado de la pandemia en los últimos doce meses”, se lee en el perfil de Instagram de los la familia de Cambridge, donde se ha documentado la visita. No es raro que visiten el lugar donde unieron sus vidas, sin embargo, es la primera vez que lo hacen desde que comenzó la crisis de salud. La nación ha sido una de las más estrictas en cuanto a protocolos de salud para evitar más contagios. Marzo del año pasado fue la última vez que Kate Middleton y el príncipe William visitaron la abadía de Westminster, durante la ceremonia del Mancomunado, cuando los duques Sussex se despidieron oficialmente de la familia real.
Ataviada en un abrigo color marfil de Catherine Walker, que podría ser un guiño sutil al día de su boda, la duquesa y el príncipe se vieron conmovidos recordando a las víctimas que han muerto por coronavirus desde que surgió el primer brote el año pasado. En unas semanas, la pareja celebrará su décimo aniversario de bodas, y existen rumores de que podría sumarse un nuevo Cambridge a la familia.