En un principio podría parecer que Kate de Cambridge y su cuñada Meghan Markle no tienen demasiado en común, más allá de que ninguna de las dos contaba con un título nobiliario o pertenecía a la aristocracia antes de su matrimonio, pero lo cierto es que basta con echar la vista atrás unos años para empezar a encontrar similitudes entre ellas.
Pese a que en la actualidad sea uno de los miembros más queridos de la familia real y el prototipo de ‘royal’ perfecta, en el pasado la esposa del príncipe Guillermo también ha visto cómo su familia se convertía en el objetivo de los temidos tabloides. La intromisión excesiva de su madre Carol en la educación de sus nietos, la forma en que su familia -y en especial su hermana Pippa Middleton- se habrían aprovechado de su lejana conexión con la casa real en beneficio propio y, en definitiva, su afán por medrar socialmente eran algunos de los reproches que se les echaba en cara. De hecho, la prensa llegó a bautizarlas como las wisteria, en referencia a las plantas trepadoras glicinias por su belleza, su buen aroma y su capacidad para trepar, aunque en defensa de los Middleton, ellos nunca concedieron exclusivas como las de los Markle, que cada semana proporcionan nuevos titulares y quebraderos de cabeza a los recién casados Harry y Meghan.
El paso del tiempo, la creciente popularidad de Kate y la boda de Pippa con James Matthews -que acabó con la caza de un marido bien situado en la que supuestamente se había visto obligada a participar Catalina- contribuyeron a calmar los ánimos, pero al parecer no consiguió que ella olvidara el mal trago pasado.
De ahí que ahora haya querido convertirse en un pilar de apoyo para la flamante duquesa de Sussex, y no solo mientras se habitúa a su nuevo papel institucional, sino también a la hora de lidiar con el drama provocado por Thomas Markle, que no para de airear a los cuatro vientos el trato frío que le vendrían dispensando Meghan y Enrique desde que se descubriera que había pactado con los paparazzi varios ‘robados’ a cambio de una retribución económica.
“Kate [como se apoda cariñosamente a Catalina en Reino Unido] es muy consciente de por lo que está pasando Meghan. Su propia familia ha sido arrastrada por el fango y sabe que no es agradable. Está haciendo un gran esfuerzo para ser amable y cuidar de ella para que se sienta integrada. Son dos personas muy diferentes, pero se llevan bien”, asegura una fuente cercana a palacio a la revista Vanity Fair.
“Hablan por teléfono y Kate considera su obligación invitar a Meghan a visitarla con regularidad. Se podría decir que intentan verse al menos una vez a la semana, a veces acompañadas de Enrique, otras a solas ellas dos. Kate está muy ocupada con tres niños [los príncipes Jorge, Carlota y Luis] y su propio círculo de amigos, pero por Meghan hace una excepción. Comprende por lo que está pasando con su padre”.