Desde que se diera a conocer la gravedad de la pandemia por coronavirus, la reina Isabel II ha estado en confinamiento.
Pocos días antes de que el Reino Unido impusiera sus primeras medidas de confinamiento ligadas a la actual crisis del coronavirus, la reina Isabel II ya se encontraba ‘enclaustrada’ en el imponente castillo de Windsor, desde el que además ha ofrecido ya dos discursos televisados para mantener alta la moral de la nación y agradecer la ardua labor realizada por todo el personal sanitario.
Sin embargo, y a pesar de la comodidad de su estancia en semejante fortaleza y de la, a buen seguro, reconfortante compañía de su esposo, el duque de Edimburgo, lo cierto es que la nonagenaria monarca estaría deseando volver a Londres y retomar cuanto antes su agenda de compromisos oficiales.
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“Una vez se recupere la normalidad, habrá mucha más interacción entre todos los miembros de la corona. Su Majestad ha dado instrucciones claras para que, después de un año muy turbulento [en relación a la inesperada partida de los duques de Sussex], la familia represente mejor que nunca la unidad familiar y nacional. Volver a la esencia de la monarquía, a su papel institucional, es primordial”, ha explicado un informante al diario The Sun.
Evidentemente, a nadie le interesa que la soberana corra riesgos innecesarios en su regreso a la vida pública, por lo que habrá que esperar un tiempo prudencial, al menos hasta octubre, antes de reanudar su actividad con todas las garantías.
Mientras tanto, el gobierno y la administración del palacio de Buckingham siguen apostando por los miembros más jóvenes del clan Windsor, fundamentalmente los duques de Cambridge, para tirar del carro monárquico.
“La Reina no hará nada que vaya en contra de las recomendaciones dirigidas a la gente de su edad, y sigue confiando plenamente en los consejos de sus expertos. Ya se están debatiendo aquellas actividades que podrá realizar, y aquellas que no, a partir del próximo mes de octubre”, ha asegurado el mismo confidente.