Aunque las duquesas de Cambridge y Sussex son sin duda los miembros de la familia real británica que acaparan todas las miradas en sus apariciones públicas por sus estilos opuestos -uno más clásico y otro directamente importado de Hollywood para revolucionar el estricto protocolo-, desde el pasado mes de mayo otra royal ha conseguido robarles parte del protagonismo. Se trata de Lady Kitty Spencer, la joven de 28 años que ha visto cómo su carrera profesional en la industria de la moda y su fama despegaban a raíz de la boda de su primo Harry con Meghan Markle, donde parece que el resto del mundo la descubrió a pesar de que llevaba ya años trabajando como modelo. La sobrina de la fallecida Diana de Gales -su padre Charles Spencer es el tío materno de los príncipes William y Harry - se despertó a la mañana siguiente del enlace con una gran sorpresa: su popularidad en Instagram se había multiplicado por diez y en la prensa inglesa había artículos dedicados a explicar quién era y por qué se encontraba entre los invitados al evento más exclusivo del año en la sociedad inglesa.
“Fue algo inesperado, sin duda”, explica ella en una nueva entrevista a la revista Harper’s Bazaar. “Pasé de tener 17.000 seguidores a medio millón en una sola noche. Al despertarme pensé que me había llevado por equivocación el teléfono de otra persona. Tuve que desactivar las notificaciones porque mi pobre móvil iba a colapsar. Y no paraba de pensar si podría seguir llamando por FaceTime a mi gato y compartiéndolo en Stories”. A partir de ese momento Lady Kitty Spencer no ha parado de acumular trabajos como imagen de las marcas más prestigiosas y desde noviembre apenas ha pasado tres días seguidos en su casa de Inglaterra, donde reside a pesar de haber pasado la mayor parte de su vida en Sudáfrica junto a su madre. Sin embargo, su visión sobre su futuro en una profesión tan volátil y cruel como la de modelo es muy pragmática: “Sigo pensando que se trata de una etapa potencionalmente corta y muy emocionante, así que estoy tratando de disfrutarla al máximo. Y luego, cuando se termine, estaré agradecida porque se ha tratado de algo que jamás imaginé siquiera que podría suceder”, admite.