Oficialmente, la agenda oficial de Meghan Markle sigue paralizada tras el nacimiento el pasado mes de mayo de su primer hijo, el pequeño Archie, pero a lo largo de ese tiempo ha realizado alguna que otra excepción a su baja por maternidad para apoyar por escrito a las organizaciones con las que colabora como patrona o para participar en los festejos por el cumpleaños de la reina Isabel II.
En vista de esos antecedentes, cabe la posibilidad de que la duquesa de Sussex vuelve a realizar una aparición pública durante la primera quincena de julio para asistir a alguno de los partidos del torneo de Wimbledon y, concretamente, para apoyar desde las gradas a su buena amiga Serena Williams.
El año pasado ya hizo lo propio en compañía de su cuñada Kate de Cambridge, un acto que generó una gran expectación al reunir a dos de los miembros más populares por aquel entonces de la monarquía británica.
La cita deportiva sería sin duda una oportunidad perfecta para que ambas mujeres se dejaran ver juntas de nuevo, en compañía o no de sus maridos, y acallar así los rumores que aseguran que entre ellas existiría una muy mala relación y que se han visto respaldados de alguna manera recientemente por el anuncio de que Harry y Meghan abandonarían la fundación que los hijos del príncipe de Gales crearon hace más de una década para aglutinar su trabajo humanitario con el objetivo de establecer su propia organización que se centre en actividades relacionadas con los temas sociales que interesan a la pareja, entre los que se encuentran la educación, la lucha contra la violencia sexual y la protección del medio ambiente.
Sin embargo, varias fuentes cercanas al palacio de Buckingham apuntan que la asistencia o no de la esposa de Harry al torneo dependerá en el último momento de su retoño y de si ella considera que es conveniente o no separarse de él durante unas horas cuando llegue esa fecha.