En los últimos meses, Meghan Markle se ha convertido en el miembro más mediático de la monarquía británica y en el que más titulares ha acaparado por ese popular estilo que es analizado al milímetro: desde el moño despeinado que ha convertido en su sello de identidad a su enfoque menos tradicional del protocolo en materia de vestuario. Esa fiebre en torno a la figura de la antigua actriz ha provocado que muchos olviden que antes de que ella se casara con el príncipe Harry, su cuñada Kate ya se le había adelantado en lo que respecta a romper con la tradición, haciéndolo además en un momento muy señalado. Como recuerda ahora la periodista Ashley Pearson en el documental ‘William and Kate: The Journey’, la duquesa de Cambridge ignoró todas las indirectas y posteriores sugerencias que le hicieron llegar desde la casa real para que optara por recogerse el pelo de cara a su enlace con el príncipe William.
Meghan Markle y Kate Middleton
Al igual que Meghan, la entonces prometida del segundo en la línea de sucesión al trono también tenía un peinado característico que consistía en llevar su melena suelta y con ondas, y ese era el que esperaba lucir en su enlace. Finalmente, y para no contrariar demasiado a su futura familia política, decidió optar por una solución intermedia: un semirecogido que, llegado el gran día, resultó que solo retiraba unos cuantos mechones de su rostro y otorgaba un gran protagonismo a su cabellera. Lo cierto es que al margen de esa transgresión Kate Middleton ha abrazado una imagen bastante formal y con elecciones de ropa más convencionales que las de su cuñada, que ha sido criticada por decantarse por diseñadores no británicos y prendas más propias de una estrella de la pequeña pantalla que de un miembro de la realeza.