Meghan y Harry, duques de Sussex, habrían presentado una denuncia contra los paparazzi en la Corte Superior de Los Ángeles.
Su precipitada salida del Reino Unido y su eventual llegada a Los Ángeles, previo paso por tierras canadienses, deberían haber proporcionado algo de paz e intimidad a Meghan y Harry, quienes hasta entonces -sobre todo Meghan Markle- habían sufrido en toda su intensidad el brutal acoso mediático de los tabloides británicos y de los fotógrafos que para ellos trabajan.
Sin embargo, a pesar de vivir en una especie de búnker impenetrable a las afueras de la gran ciudad, su situación de relativo aislamiento no les ha ayudado a pasar desapercibidos y tampoco ha servido para ahuyentar a los paparazzi, quienes habrían recurrido incluso a los drones para poder tomar fotos aéreas de la vivienda y tratar de captar a los ‘royals’ en algún momento cotidiano o incluso comprometedor.
La paciencia de la antigua actriz y del nieto de Isabel II parece haberse agotado finalmente, como se desprende de la información proporcionada por fuentes judiciales, ya que ambos han emprendido acciones legales contra un reportero gráfico en concreto que habría conseguido inmortalizar al pequeño Archie, el único hijo que de momento tiene la pareja, y no precisamente durante uno de sus paseos por Malibú, Beverly Hills o cualquier otra zona pública.
El presunto agravio es en este caso doble, porque además de fotografiar a un menor de edad y vulnerar así su derecho a la privacidad y a la protección de su imagen -un gesto cuyas implicaciones son, eso sí, algo difusas en el estado de California-, los drones del citado paparazzi le habrían captado dentro de su propia residencia: lo que a juicio del matrimonio supone “cruzar una línea roja” y una acción “intolerable”. El mencionado reportero asegura, sin embargo, que las imágenes fueron tomadas en la vía pública.