La pareja visitó esta semana las instalaciones de una organización concebida para la reintegración social de exconvictos.
Los duques de Sussex, el príncipe Harry de Inglaterra y la antigua actriz Meghan Markle, han demostrado que dejan completamente atrás los formalismos y sus títulos nobiliarios cuando se disponen a visitar las instalaciones de aquellas organizaciones solidarias con las que colaboran, como ocurrió esta semana en Los Ángeles en el marco de un encuentro con los trabajadores y voluntarios de una entidad sin ánimo de lucro llamada ‘Homeboy Industries’.
Esta asociación regenta un café, así como otros establecimientos, en la ciudad californiana y emplea para ello a exconvictos y antiguos miembros de bandas criminales a fin de facilitar su reintegración en la sociedad.
Eso explica que, lejos de limitarse a saludar y charlar con sus interlocutores, la pareja real se animara también a meterse en la cocina y ayudarles en las diferentes tareas que el negocio lleva aparejadas, así como las que conlleva su nuevo programa solidario ‘Food for Hope’.
El religioso Greg Boyle, quien dirige la organización, ha concedido ahora unas declaraciones al diario The Nw York Post para dar a conocer en profundidad tanto los objetivos como las iniciativas que definen la actividad diaria de ‘Homeboy Industries’, así como para alabar al hijo de Diana de Gales y su esposa tanto por su cercanía como por su implicación activa en las diferentes tareas.
Tanto para él como para los chicos con los que trabaja, los duques de Sussex solo fueron “Harry y Meghan” durante el tiempo que duró su visita.
“Los duques fueron simplemente ‘Harry y Meghan’ para todos nosotros. Se arremangaron y se pusieron a trabajar codo con codo con los empleados de la pastelería y cafetería. La complicidad entre todos ellos fue inmediata y, sobre todo, muy entrañable en su carácter mutuo y recíproco”, ha afirmado el padre Boyle en su conversación.