Siguiendo la tradición, Carlos III usará dos hermosas piezas reales durante su coronación como rey de Inglaterra.
La ceremonia de coronación del rey Carlos III se llevará a cabo en solo unos días y los preparativos para la celebración ya están listos. Siguiendo la tradición, el rey Carlos III portará dos tradicionales coronas durante el festejo. Pero, ¿cuáles son estas piezas y cuál es su importancia? Aquí te contamos todo lo que debes saber sobre la corona de San Eduardo y la corona imperial que portará el nuevo rey de Inglaterra.
Corona de San Eduardo
El morado es uno de los colores predilectos de la realeza debido a su profundo significado espiritual. Desde tiempos remotos, el color se asocia con la descendencia de los dioses en la tierra: efectivamente, la realeza.
De este color tan significativo es la corona que portará el rey Carlos III durante su ceremonia de entronización. La ostentosa joya es la pieza más importante del repertorio de la familia real británica.
La corona habita el Crown Jewels Hall, en la Torre de Londres y antes de la coronación de Carlos III se utilizó hace 70 años, cuando fue coronada la reina Isabel II.
La corona está hecha de oro macizo de 22 kilates con 444 elementos preciosos en toda la estructura entre las que hay 345 aguamarinas de talla rosa, 37 topacios blancos, 27 turmalinas, 12 rubíes, 7 amatistas, 6 zafiros, un granate y una espinela. Está valuada en 4,5 millones de dólares.
Al frente, la corona luce una cruz patada rodeada de flores de lis de donde se desprenden cuatro diademas que convergen en la parte superior de la corona dando como resultado una segunda cruz patada.
Los acabados de la corona tanto en la base como en las cuatro diademas están remachadas con dos hileras de perlas. El peso de esta representativa obra de arte es de alrededor de 2.23 kilogramos.
La fabricación de la corona data de 1661, aunque la pieza original fue destruida por Olivier Cromwell después de la Guerra civil inglesa a mediados del siglo XVII.
Corona imperial
Aunque todas las joyas imperiales son ostentosas y elegantes por definición, esta segunda corona que portará el rey Carlos III durante la ceremonia de coronación, es algo más discreta que la corona de San Eduardo.
Se fabricó como un especial para la coronación de la reina Victoria en 1838 y fue modificada casi en su totalidad en el año 1937 para la coronación del rey Jorge VI. La última vez que vimos publicamente esta corona fue durante los ritos funerarios de la reina Isabel II.
La corona imperial está hecha de oro macizo, pero es más liviana que la corona de San Eduardo, pues esta pesa solamente 1.28 kilogramos. Esta valuada entre 3000 y 5000 millones de libras esterlinas.