La princesa iba de copiloto cuando Grace Kelly murió en un accidente automovilístico.
La muerte de la princesa Grace de Mónaco el 14 de septiembre de 1982 marcó un antes y un después en la vida de su hija Estefanía, que viajaba en el asiento del copiloto junto a su madre en el momento en el que se produjo el accidente de coche que acabó con la vida de la primera y que dejó gravemente herida a Estefanía, que en aquel momento tenía 17 años.
Ahora, más de tres décadas después de la desaparición de la actriz que se convirtió en princesa, su hija ha aprendido aceptar los reveses de la vida como una fuente de aprendizaje y a no castigarse pensando en los errores que cometió cuando aún era una adolescente llena de “ira”.
“A nivel emocional, desgraciadamente son los golpes que te da la vida los que te hacen más fuerte. Lo que nos presenta nuestra existencia, bien sea bueno o malo, es lo que tenemos que vivir. No siempre es fácil tomar la buena decisión, yo misma me he equivocado en ocasiones. Pero todo tiene un sentido”, confiesa Estefanía al semanario Point de Vue.
Estefanía -que es madre de Luis (22) y Paulina (21) junto a su antiguo guardaespaldas y exmarido, Daniel Ducruet, y de Camila (17), fruto de su romance con otro guardaespaldas, Jean Raymond Gottlieb- solo consiguió alcanzar la paz y la tranquilidad a nivel personal cuando consiguió superar el sentimiento de “injusticia” que le dejó la pérdida de su madre.
“Empecé a pensar de esta manera tras el accidente de coche que le costó la vida a mi madre. Cuando conseguí superar mi ira, el sentimiento de injusticia que me invadía, en lugar de sentir lástima de mí misma, pensé: ‘Espera, lógicamente tú también deberías haber desaparecido, si continúas con vida es porque hay una razón para ello’”, añade la princesa, que ahora disfruta de cada día ateniéndose a una particular filosofía: “Todos tenemos un lugar en este mundo, es tu trabajo encontrarlo”.