Gracias a las prerrogativas reales que se derivan de su posición, la reina Isabel II es la única persona en todo Reino Unido que puede ponerse al volante sin permiso de conducir: la monarca de 92 años nunca ha tenido que someterse a un examen para conseguir su licencia y sus coches no necesitan llevar matrícula.
No es ningún secreto que, cuando el protocolo no dicta que utilice chofer para sus actos oficiales, la soberana disfruta conduciendo ella misma por sus propiedades, donde ha sido fotografiada en numerosas ocasiones a bordo de su Range Rover favorito.
Sin embargo, a partir de ahora esas imágenes podrían ser ya cosa del pasado, según la información que publica el dominical The Sunday Times asegurando que Isabel no volverá a ser vista en el asiento del conductor, al menos en público.
Los motivos de la reina Isabel
Los motivos que habrían llevado a que se tomase esa decisión serían principalmente dos.
Por un lado, el accidente de tráfico en que se vio envuelto su marido, el príncipe Felipe, a principios de este año, cuando el coche en que viajaba solo chocó contra otro ocupado por dos mujeres y un bebé.
El percance generó un intenso debate acerca de si el duque de Edimburgo estaba en condiciones de manejar un vehículo a sus 97 años y acabó provocando que él se disculpara públicamente con las ocupantes del otro automóvil y entregara su carnet.
La polémica salpicó de manera indirecta a la reina, cuyas habilidades también fueron puestas en entredicho a pesar de que su amplia experiencia como conductora que se remonta a la Segunda Guerra Mundial, cuando recibió formación como mecánica y para manejar desde camiones a ambulancias.
Su equipo de seguridad habría desaconsejado que siguiera conduciendo, en especial después de que se filtraran unas instantáneas en las que aparecía conduciendo sin el cinturón de seguridad por una carretera pública cerca de Sandringham, un día después de la colisión que acabó con el vehículo de su marido volcado en una cuneta.
Por otra parte, y en vista de lo aficionada que es a lanzarse sola a la carretera, se da casi por sentado que la reina Isabel II seguirá poniéndose al volante en los caminos privados de sus casas cuando se encuentre lejos de miradas indiscretas.