Por Bang Showbiz @CARASmexico
La duquesa de York, Sarah Ferguson, se ha caracterizado siempre por ser uno de los miembros más espontáneos de la familia real británica capaz de pronunciarse con total naturalidad sobre cualquier asunto que se le plantee: desde la relación que mantiene con la reina Isabel II, a quien asegura admirar enormemente, tras divorciarse de su hijo el príncipe Andrés a su decisión de seguir viviendo bajo el mismo techo que su exmarido aunque hayan pasado 27 años desde su separación.
Ahora Fergie, como la apodan cariñosamente en Reino Unido, ha aprovechado que la semana que viene cumplirá 60 años para sincerarse acerca de los retoques estéticos a los que se ha sometido y confesar que el favorecedor aspecto que luce a día de hoy se debe a un tratamiento no invasivo con láser ideado por la doctora Gabriela Mercik.
“Hace mucho tiempo, cuando no había nada más disponible, me puse bótox. No me gustaba en absoluto el aspecto de máscara de cera que me daba. Soy una persona muy vivaz y me gusta poder expresarme. No soy una gran fan de las agujas, pero también quiero parecer descansada y feliz”, ha explicado ella en una entrevista al suplemento Femail del periódico Daily Mail, que curiosamente es uno de los medios a los que ha demandado su sobrino el príncipe Harry.
Conseguir un semblante fresco como el que Sarah lució el pasado octubre en la boda de su hija Eugenia no resulta barato: el precio inicial de este procedimiento, que reafirma y alisa la piel del cutis sin necesidad de inyectar toxinas al estimular la producción de colágeno, está fijado en más de cuatro mil dólares.
Sin embargo, Fergie considera que merece más que la pena desembolsar esa cantidad y habla desde la experiencia, porque en el pasado ha recurrido a la mesoterapia, los hilos tensores y las infiltraciones en sus esfuerzos por envejecer de la mejor manera posible.